No sería raro decir que vivimos en una sociedad especista, administrada y puesta en marcha por un sistema que impuso un modelo de vida especista, un modelo que hoy es seguido por la mayoría de las personas de forma voluntaria o involuntaria. Pero lo más lamentable de esto, es que no solamente hemos alimentado al sistema que ha hecho de nosotros, unos esclavos del consumo de productos como los de origen animal, sino que por esos productos, los que pagan el mayor precio, no son los obreros y obreras que le trabajan a las empresas por el sueldo mínimo, el que les alcanza para degustar carne, queso, leche u otros productos de las verdaderas victimas de nuestra dieta especista: Los animales.
Ese modelo de vida que les hablo, el que pareciera ser llevado a la práctica por el sector más pobre de la sociedad, es el que está sustentando los asesinatos y sistemáticas torturas en las demás especies. Pero quienes se manchan las manos no son la sociedad, ellos solo afirman el cuchillo. Los asesinos son el mismo sistema que impuso el modelo del vivir para trabajar y consumir. Una miserable forma de vida que no sería posible si no hubiesen personas dispuestas para aceptarla y con esto aceptar no solo la esclavitud de los animales, sino también la esclavitud humana y de la tierra.
No queremos caer en un ataque a la sociedad especista, sino que queremos motivar a quienes leen este texto desde sus computadores, quienes poseen los medios para informarse del especismo y de la protesta que hace el veganismo. Pretendemos motivarlos a que el veganismo (sea de la forma o medio que sea) lo difundan entre el sector más pobre de la sociedad especista, en donde están los consumidores que diariamente compran sin cuestionarse de donde provienen sus productos. Seguramente nosotros habríamos sido iguales (si es que somos distintos) de no haber accedido a la información que hay detrás de los mataderos y otros centros ya sea de explotación animal u otro tipo.
El activismo antiespecista y clasista:
También queremos que este texto sirva como una crítica directa a las organizaciones y colectivos antiespecistas, ya que creemos que las actividades o “protestas” informativas que realizan en los lugares céntricos y más transitados de las ciudades no llegan al sector más pobre y especista de la sociedad, creemos que la lucha contraespecista no radica en esos lugares, ya que es ahí mismo en donde están todos los esclavos (incluyéndonos), atrapados por el trabajo o por el consumo y a ellos nos les agrada mucho que se les proponga una vida alternativa en donde el estrés se manifiesta en cada una de esas personas. Suena hasta clasista que ninguna organización que pretende abolir la esclavitud animal haya llegado a lugares en donde se consume día a día animales, pero en esos lugares la gente no lo hace por crueldad o maldad, sino porque han visto esa, como su única forma de vivir.
Desde este espacio manifestamos como una simple sugerencia hacia el activismo antiespecista, que ahí (en el centro de la ciudad) no es donde hay que informar, sino que es en las poblaciones a donde hay que llegar.
Ese modelo de vida que les hablo, el que pareciera ser llevado a la práctica por el sector más pobre de la sociedad, es el que está sustentando los asesinatos y sistemáticas torturas en las demás especies. Pero quienes se manchan las manos no son la sociedad, ellos solo afirman el cuchillo. Los asesinos son el mismo sistema que impuso el modelo del vivir para trabajar y consumir. Una miserable forma de vida que no sería posible si no hubiesen personas dispuestas para aceptarla y con esto aceptar no solo la esclavitud de los animales, sino también la esclavitud humana y de la tierra.
No queremos caer en un ataque a la sociedad especista, sino que queremos motivar a quienes leen este texto desde sus computadores, quienes poseen los medios para informarse del especismo y de la protesta que hace el veganismo. Pretendemos motivarlos a que el veganismo (sea de la forma o medio que sea) lo difundan entre el sector más pobre de la sociedad especista, en donde están los consumidores que diariamente compran sin cuestionarse de donde provienen sus productos. Seguramente nosotros habríamos sido iguales (si es que somos distintos) de no haber accedido a la información que hay detrás de los mataderos y otros centros ya sea de explotación animal u otro tipo.
El activismo antiespecista y clasista:
También queremos que este texto sirva como una crítica directa a las organizaciones y colectivos antiespecistas, ya que creemos que las actividades o “protestas” informativas que realizan en los lugares céntricos y más transitados de las ciudades no llegan al sector más pobre y especista de la sociedad, creemos que la lucha contraespecista no radica en esos lugares, ya que es ahí mismo en donde están todos los esclavos (incluyéndonos), atrapados por el trabajo o por el consumo y a ellos nos les agrada mucho que se les proponga una vida alternativa en donde el estrés se manifiesta en cada una de esas personas. Suena hasta clasista que ninguna organización que pretende abolir la esclavitud animal haya llegado a lugares en donde se consume día a día animales, pero en esos lugares la gente no lo hace por crueldad o maldad, sino porque han visto esa, como su única forma de vivir.
Desde este espacio manifestamos como una simple sugerencia hacia el activismo antiespecista, que ahí (en el centro de la ciudad) no es donde hay que informar, sino que es en las poblaciones a donde hay que llegar.
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