Comunicado:“Dicen que las aguas de los ríos son violentas
pero no dicen nada de los márgenes que las oprimen”
En repudio y rechazo a la intervención al TIPNIS y la hipócrita forma de tomar en cuenta a las comunidades indígenas, resalta la necesidad de atacar al Estado utilizando nuestros propios términos: la Anarquía. El ataque violento, el sabotaje, son estrategias de lucha que ahora reivindicamos.
Nos han hecho creer que el desarrollo es lo mejor, que es el orgasmo colectivo y el punto máximo de la vida social y hasta individual. Sin embargo este desarrollo encubre las relaciones de patronazgo, poder y abuso que se cometería contra animales humanxs y no humanxs que no tienen otra cabida en ese “desarrollo” que servir de esclavxs de los colonizadorxs y los siervxs del sistema que se prestan a expandir su civilización.
Las comunidades indígenas del TIPNIS simplemente no quieren la construcción de esta carretera porque se dan cuenta de que el Capitalismo y el Estado son aliadxs y su “progreso” los llevaría a desaparecer. Como anarkistas somos solidarixs con la lucha por la autodeterminación de los pueblos indígenas, pero no olvidamos que éstos mismxs también son patriarcales, especistas y jerárquicxs, en muchas de sus normas culturales.
Nuestra solidaridad rompe las fronteras especistas, racistas y patriarcales, rechazando cualquier posicionamiento biocéntrico. Nos hermanamos con cada animal humanx y no humanx, cada árbol, cada río, cada planta, cada piedra y todo lo que para nosotrxs representa vida.
Somos solidarixs pero esta lucha es también de nuestro propia convicción. Nuestra guerra, totalmente alejada de la moda defensora del TIPNIS, es un combate contra el sistema, contra el capitalismo, contra todos los Estados y sus falsxs críticxs. Por eso nosotrxs no creemos en sus palabras, ni en sus leyes, ni en sus diálogos. No buscamos soluciones alternativas a su proyecto destructivo. Buscamos atacarlos, como ellos buscan atacar la vida.
La memoria histórica de la supremacía, antes representada por el “día de la raza”, es ahora cambiada por el “día de la multiculturalidad”, sin cambiar nada más que el nombre a la misma trayectoria de dominación. Solo han cambiado unos rostros por otros, unos uniformes por ponchos, botas por abarcas: todxs iguales en su asqueroso deseo de más y más poder.