Contra la el proyecto de la minera Aratirí, de la trasnacional Zamin Ferrous, es que se convocó a marchar el pasado Mártes 21. Casi a las 19 horas cerca de 400 personas partieron desde la explanada del Teatro Solis al grito de “¡la tierra no se vende, la tierra se defiende!” hasta llegar a la Plaza Libertad, donde se leyeron las proclamas.
"Ante los proyectos del capitalismo,
accion directa sin fronteras…
No nos oponemos al proyecto porque venga de una trasnacional, nos da lo mismo si los que quieren destruir la tierra son burgueses de acá o de otro lado. No queremos ningún proyecto amenazando la naturaleza, comprendemos a ésta no simplemente como el entorno en que vivimos, sino como una parte de nosotros/as y considerándonos a nosotros/as como una parte de ésta. Así que cualquier proyecto que atente contra la tierra, está atentando contra nosotros/as, contra nuestras vidas.
Nuestro rechazo va más allá de las fronteras, así como nos oponemos a la minera más allá de donde provengan los capitales, también nos oponemos a la instalación de ésta ya sea acá o en otra parte.
Nuestra lucha contra estos proyectos va más allá de cualquier frontera…"
accion directa sin fronteras…
No nos oponemos al proyecto porque venga de una trasnacional, nos da lo mismo si los que quieren destruir la tierra son burgueses de acá o de otro lado. No queremos ningún proyecto amenazando la naturaleza, comprendemos a ésta no simplemente como el entorno en que vivimos, sino como una parte de nosotros/as y considerándonos a nosotros/as como una parte de ésta. Así que cualquier proyecto que atente contra la tierra, está atentando contra nosotros/as, contra nuestras vidas.
Nuestro rechazo va más allá de las fronteras, así como nos oponemos a la minera más allá de donde provengan los capitales, también nos oponemos a la instalación de ésta ya sea acá o en otra parte.
Nuestra lucha contra estos proyectos va más allá de cualquier frontera…"
¿Qué proponemos?
Proponemos la construcción de un mundo en el cual nuestro relacionamiento con el medio parta y se desarrolle en armonía. En donde la matriz energética no amenace con destruirnos y no sea una excusa para mantener y desarrollar el control sobre nuestras vidas. Queremos insistir sobre la inutilidad y peligrosidad de la crítica recortada, parcial y reformista que considera la posibilidad de sustentabilidad de la vida en el capital. Buscamos una vida placentera basada en la solidaridad y el apoyo mutuo, donde las necesidades sean una consecuencia del libre desarrollo de las personas. Las necesidades que el capital nos impone, el gasto desmesurado de energía, la necesidad de más y más energía para consumir y consumir nos arrastran a la falsa idea de que tenemos que tener y apoyar este tipo de mega-proyectos. La realidad puede ser otra pero no sin modificar radicalmente las bases sobre la cual se apoyan nuestras vidas. Un pozo de seis kilómetros de largo por un kilómetro de ancho que modificará enteramente el medio ambiente, la vida del suelo y las especies animales, es solo un negocio para los empresarios, lo mismo extranjeros que nacionales. Para nosotros/as es la oposición de dos tipos, dos modelos de vida, uno está relacionado con la vida capitalista, la explotación de la tierra y las personas, el otro es el de una vida que se propone un equilibrio real. Para esto es necesario el fin de la explotación y la destrucción del desarrollo capitalista.
También proponemos el cómo dar vida a nuestros principios y sueños, sabemos que el tipo de vida que hay que potenciar surge de la propia lucha que tenemos que llevar. Proponemos la autoorganización, la acción directa, lejos de la conciliación y el diálogo ficticio que proponen los políticos para acallarnos. Nada hay que negociar con los explotadores. No hay acuerdos posibles con los que destruyen nuestra tierra. Proponemos entonces la pelea y para ésta la solidaridad que es vital entre todos aquellos que desean y llevan adelante los cambios.Su “Diálogo”.
“Si existe un verdadero y real anestésico de la conciencia, éste es la convicción de que el diálogo es siempre y propiamente un hecho positivo. Independientemente del contexto y de quien está envuelto en la discusión, rehusarlo sería per se intolerancia, violencia, o bien altanería y mente cerrada.
No nos cansaremos nunca de repetir que un diálogo es tal cuando los interlocutores están sobre un plano de reciprocidad, libres de fijar los problemas y de buscar las soluciones. Cuando las decisiones están ya tomadas y la discusión es una puesta en escena para mejor aceptar el poder de algunos sobre otros, entonces no hay diálogo sino solo una mentira bien armada.”
Queremos desde ya con esta lucha que intenta desarrollarse aprender de viejos errores, prepararnos para dar lo mejor de nosotros/as mismos/as, las formas en las cuales encaramos el conflicto nos llevarán a la consecución o no de una vida más libre. No hay que separar los medios y los fines, se pueden detener los megaproyectos del capital sin meterse en su juego. La batalla legalista es una trampa para bobos, hay una forma que nos mantiene dignos y que nos da fuerzas para hacer realidad todos nuestros anhelos.
Proponemos la construcción de un mundo en el cual nuestro relacionamiento con el medio parta y se desarrolle en armonía. En donde la matriz energética no amenace con destruirnos y no sea una excusa para mantener y desarrollar el control sobre nuestras vidas. Queremos insistir sobre la inutilidad y peligrosidad de la crítica recortada, parcial y reformista que considera la posibilidad de sustentabilidad de la vida en el capital. Buscamos una vida placentera basada en la solidaridad y el apoyo mutuo, donde las necesidades sean una consecuencia del libre desarrollo de las personas. Las necesidades que el capital nos impone, el gasto desmesurado de energía, la necesidad de más y más energía para consumir y consumir nos arrastran a la falsa idea de que tenemos que tener y apoyar este tipo de mega-proyectos. La realidad puede ser otra pero no sin modificar radicalmente las bases sobre la cual se apoyan nuestras vidas. Un pozo de seis kilómetros de largo por un kilómetro de ancho que modificará enteramente el medio ambiente, la vida del suelo y las especies animales, es solo un negocio para los empresarios, lo mismo extranjeros que nacionales. Para nosotros/as es la oposición de dos tipos, dos modelos de vida, uno está relacionado con la vida capitalista, la explotación de la tierra y las personas, el otro es el de una vida que se propone un equilibrio real. Para esto es necesario el fin de la explotación y la destrucción del desarrollo capitalista.
También proponemos el cómo dar vida a nuestros principios y sueños, sabemos que el tipo de vida que hay que potenciar surge de la propia lucha que tenemos que llevar. Proponemos la autoorganización, la acción directa, lejos de la conciliación y el diálogo ficticio que proponen los políticos para acallarnos. Nada hay que negociar con los explotadores. No hay acuerdos posibles con los que destruyen nuestra tierra. Proponemos entonces la pelea y para ésta la solidaridad que es vital entre todos aquellos que desean y llevan adelante los cambios.Su “Diálogo”.
“Si existe un verdadero y real anestésico de la conciencia, éste es la convicción de que el diálogo es siempre y propiamente un hecho positivo. Independientemente del contexto y de quien está envuelto en la discusión, rehusarlo sería per se intolerancia, violencia, o bien altanería y mente cerrada.
No nos cansaremos nunca de repetir que un diálogo es tal cuando los interlocutores están sobre un plano de reciprocidad, libres de fijar los problemas y de buscar las soluciones. Cuando las decisiones están ya tomadas y la discusión es una puesta en escena para mejor aceptar el poder de algunos sobre otros, entonces no hay diálogo sino solo una mentira bien armada.”
Queremos desde ya con esta lucha que intenta desarrollarse aprender de viejos errores, prepararnos para dar lo mejor de nosotros/as mismos/as, las formas en las cuales encaramos el conflicto nos llevarán a la consecución o no de una vida más libre. No hay que separar los medios y los fines, se pueden detener los megaproyectos del capital sin meterse en su juego. La batalla legalista es una trampa para bobos, hay una forma que nos mantiene dignos y que nos da fuerzas para hacer realidad todos nuestros anhelos.
Fuente: Periodico Anarquía
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